ROMANCE DE LA FONTANA Y LA PARCA
En las horas de la siesta
brota la sangre vengada,
mientras memoran su historia
vertientes de la fontana.
Fue por los tiempos brumosos.
donde el temor exudaba,
en mujeres seducidas
y varones que mandaban.
La joven que allí vivía,
por malos padres, casada,
supo muy pronto, prontito
cuanto sufrir le esperaba.
El horror tocó la hacienda,
sin que nadie lo pensara,
por una tarde funesta,
que el cielo refusilaba.
Un viajero de los campos,
perdido entre la borrasca,
llamó la puerta ,rogando,
por guarecer su manada.
Era rubio,era hermoso,
también galante en el habla;
y a la triste muchachita,
compró con broche de plata.
Pintando cadenas rotas
que la ingenua ni soñaba
la convenció con ejemplos.
Y el cobertizo fue trampa.
Los brazos fueron candados,
las piernas fuertes tenazas
y en un segundo encendido,
cuerpos lamiendo la paja.
Mas el marido alertado,
entró blandiendo una daga,
que oprimió sobre el intruso,
y la incrustó en su garganta.
La esposa salió corriendo,
por el rumbo de la casa,
pero el paso amedrentado
la derribó a la fontana.
Sin sueños porque salvarse,
hundida entre sedas blancas,
murió en la buena noticia
de sentirse liberada.
Después de aquel atropello,
aveces la fuente clama;
y dicen, que a borbotones,
las aguas rojas emana.
Y si la siesta se duerme,
o un desconocido pasa,
es ella la que vigila
que allí no pise más Parca.
PATRICIA MARTIN
ROMANCE DE LA NIÑEZ PERDIDA
En un rincón de la casa,
aquella vieja ilumina
la ceguera de los años,
con brasas en las pupilas.
Por el crochet del recuerdo
teje que teje las trizas,
que el futuro del pasado,
hoy niega en la voz ladina.
La noche mata su arrullo,
sobre muñecas dormidas,
con viento en sombra de olvido,
que duele por las retinas.
Oscureciendo el presente
memorado por cantigas,
hiere el cielo sin retorno
porque pernocta en la estiba.
Y los ruegos a que vuelvan,
aquellos cuentos de niña
marcan los vanos baluartes
desfilando por esquirlas
Ya no juega a los tinentis,
tampoco trepa colinas,
pues ellos son los guardianes,
de tanta niñez perdida.
PATRICIA MARTIN
ROMANCE DE LA PLAZA DE ARENAS
Estirpe de matadores
con elegancia en el cuerpo,
se exhibe cuan figurilla
por la prestancia del cuervo.
Su sangre cruel desafío,
roja flor sobre desiertos;
sus pétalos dan la muerte,
mientras sus hojas el miedo.
Le pido al Dios que me ampara,
nos proteja de su huerto
y mande un rayo piadoso,
para que aprenda respeto.
¡ Venganza sea en el hombre
que goza por el encuentro,
con las bestias sin nociones
que mueren en sus eventos !
Fue allí que la noche eterna,
cruzó en la altura un lucero
y en crines con luz de plata,
dejó su estela en el viento.
Mil astillas de cristales,
su nombre apagó en el cielo;
cuando en la plaza de arenas
regó su sangre el torero.
PATRICIA MARTIN
ROMANCE DE LA TÁCTICA Y LA ESTRATEGIA
Por el meandro del río
llegan bajando las balas
y traen por la pendiente
los restos de la batalla.
Flotando en los camalotes,
los desconciertos nos hablan
con gritos que estremecidos,
piden salvación del alma.
Son los gritos de inocentes
que perduran en el alba
y muestran a cielo abierto,
el terror de la metralla.
Pues la guerra de los hombres,
infiel acuerdo que daña,
condena a los inocentes
con su consciencia liviana.
Llevando poca cordura
en la sangre derramada,
dejan libres sus baluartes
para ejercer propaganda.
Mientras horas de estrategia,
con táctica se proclaman
como dueñas de la historia.
¡ En poder de fuerza armada !
PATRICIA MARTIN
ROMANCE DE LA MEMORIA
Las olas rompen los puertos
y dejan sabor alano,
de las aguas de los mares
que lloran por lo olvidado.
Y miro por el recuerdo,
su voz y sus bellas manos,
mas la bruma como arpía,
me confunde con el llanto;
y me dice despacito,
que no llore los pasados,
pues fue su propio destino
el que lo asiló lejano.
Y sufren mis penas penas,
penas penitas sin amo,
pues son resto de tragedia;
huéfanas en desamparo.
Mientras los muelles se inundan
y los vientos soplan barcos,
esta memoria maldita,
lo devuelve hasta mi lado.
PATRICIA MARTIN
ROMANCE DE LA NOCHE Y EL DÍA
La noche busca el encuentro,
con luces de mostacillas,
que le iluminan cuan granas,
el cielo para la cuita.
Traicionera algunas veces,
otras bastante tranquila
hace y deshace a su antojo,
pero jamás es fortuita.
Se pavonea indecente,
callejera y peregrina;
musa de muchas leyendas
legales o clandestinas.
Sin embargo su secreto
guarda lecciones de vida;
fidelidad absoluta
horadando lejanías.
Pues la ferviente carrera
goza en sus velos la dicha;
¡por el disfrute de orgasmos
que siente al entrar el día!
PATRICIA MARTIN
ROMANCE DE LA MUJER DESCARADA
En el clamor de los nardos,
su pefume no empalaga
y todos cuando la miran,
la apuntan desventurada.
Pura mujer, desperdicio,
de las calles flor lozana
que rodó por andurriales
y se quemó la mirada.
¡Ay de ti la pobre sierpe
que muere junto a la carga !
Nadie te ofrece su mano
porque muerdes en sus llagas.
Que el sol entre la familia,
quemaste en noche cerrada,
cuando tus vicios augustos
te sumieron cortesana.
Cortesana de los vicios,
de la sonrisa bellaca,
que mi pena por ti se ha ido;
me has dejado defraudada.
Pues a veces los instintos,
puros reflejos del alma,
llevan caminos del cuerpo
pero también dejan marca.
Y hasta aquí el fin del responso
de la mujer descarada,
que no supo transformarse
y ser una bella dama.
Golondrina de los vados,
es la soberbia con que hablas,
que impone la nueva senda
donde ya estás enterrada.
PATRICIA MARTIN
ROMANCE DE LA LUNA EN LOS YUYOS
La luna baja en los yuyos,
blandiendo fulgor austero
y muestra la piel difusa,
oculta tras de sus velos.
Ronda que ronda llanuras;
salta por vallas y cercos.
Con tal de dar en el blanco
para llevarse a sus siervos.
Esas almas,prenda propia,
en brotes para su huerto;
donde el gusano recibe
a quien otorga sustento.
Mas al pasar a mi lado,
con la frialdad del desierto,
rindo ofrenda contra el barro,
acurrucada en el rezo.
"Ya no me asustes tirana,
que estoy que temo.Temiendo.
Con un temor inaudito.
¡ Que crece como lucero!
En tu blancura sin lumbre,
tenue lunita de entierros,
¡tan sólo pido clemencia,
para escaparle a tu cieno!"
Magnolias del Olvido
-silva-
Claudican las magnolias del olvido
rompiendo juventud,
retazos del amor por lo dolido;
volando en crueles hojas
del otro amanecer que habrá partido;
quedando los deseos,
mano muerta que abraza el sinsentido...
Y liban los recuerdos
las noches de lujuria
cuando eras carne en don de lo adquirido,
y no un fantasma tenue
en la memoria vaga.
Atrás quedó dormido
el beso de tus aguas
besando al murallón de mi gemido
en caracola abierta
a mares de bravura:
¡Como esos jamás había sentido!
Hoy solo de tu paso queda nada
a más del triste anillo
en rubor de las horas
acompañando el sexo consentido,
la fuente de las fotos,
las flores en la iglesia,
encajes del vestido...
Ese encaje de sueños
que nos robó la vida en un segundo
donde en pleno festejo,
cuando eras despedido,
la chica de la torta te dio un guiño,
dejando en el adiós más atrevido
la tibia y pura estepa de tu suerte:
La de habernos casado,
y consumar el resto a lo vivido.
Navidad en el bosque
-Soneto XVII-
los camellos dividen la espesura
y los burros preparan su ternura
pues festejan también natividad.
En hermosa razón de la igualdad
el reducto es armado con dulzura,
cazadores no surcan la negrura
resplandece feliz la claridad.
El pesebre es la cueva con sus brillos
el niñito un cachorro de cordero
y los padres dos briosos cervatillos
que lo cuidan y peinan con cepillos
mientras cantan en cantos verdaderos
sentimientos de estirpe con rabillos.
LETRILLA DE NAVIDAD
Navidad esta llegando
con su fervor amarrado
entre el cantar inspirado
de la ciudad festejando
quizá quien sabe hasta cuando.
Ya con los penares en cero,
Ay mi alma desde el otero
Busca el cordero.
Navidad se ha instalado
el pavo se ha consumido
la mesa que huele a olvido
y el árbol que ya ha brillado
no resiste lo obsequiado .
Y ya con las ansias en cero ,
Ay mi alma desde el otero
Busca el cordero.
Y Navidad ya ha pasado
el año nuevo se apresta
para vivir otra fiesta
de tono más sosegado
y tenor esperanzado.
Ya con las vivencias en cero,
Ay mi alma desde el otero
Busca el cordero.
Letrilla alfa y omega
Ya no se arrojan venablos.
Refulgen las alegrías.
Todos felices por días,
con luces en los establos
y ornamento de retablos.
Es la navidad que llega...
¡Es mi niño Alfa y Omega
que a la paz ruega!
Los villancicos florecen.
La nueva gloria se anuncia
en un sentir de renuncia.
Con las bondades que crecen
en los odios que fenecen.
Presencia de amor que llega...
¡Es mi niño Alfa y Omega
que a la paz ruega!
La chimenea encendida,
el árbol con los paquetes
repleto en sendos juguetes
que darán la bienvenida
en Nochebuena sentida.
Niño de Belén que llega...
¡Es mi niño Alfa y Omega
que a la paz ruega!
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